MOYANO LIDERA LA RESISTENCIA SINDICAL FRENTE A LAS REFORMAS DE MILEI

Las paritarias de Camioneros y otros gremios tensan la relación entre la CGT y el Gobierno, mientras crecen los temores por las reformas laborales libertarias.

Hugo Moyano, histórico líder del sindicalismo argentino, vuelve a posicionarse como la figura central de la CGT, en un contexto marcado por tensiones con el gobierno de Javier Milei. Su regreso a la mesa chica de la central obrera refuerza un ala combativa que busca defender los derechos de los trabajadores frente a las reformas anunciadas por el oficialismo, que muchos gremialistas consideran una amenaza directa a las conquistas históricas del movimiento obrero.

Desde su asunción, Milei dejó claro su interés por avanzar con cambios estructurales en el mercado laboral. En su último discurso, no dejó margen para dudas al incluir “una verdadera reforma laboral” en su agenda de reformas profundas. Sin embargo, esta promesa encuentra un obstáculo firme: el sindicalismo encabezado por Moyano, que no está dispuesto a permitir retrocesos en materia de derechos laborales.

Un sindicalismo decidido y en alerta
Camioneros, el gremio que lidera Moyano, está en estado de alerta y movilización. La última negociación salarial dejó expuestas las tensiones entre los sindicatos y el Gobierno. Moyano exige un 15% de aumento trimestral, un bono de $650 mil y un aporte extraordinario para la obra social, mientras que el Ministerio de Economía insiste en fijar un tope del 1% mensual para los aumentos en 2025.

“La intromisión del Gobierno en una discusión entre privados es inadmisible”, advirtió Jorge Taboada, secretario adjunto de Camioneros. Este reclamo se suma a otros conflictos que atraviesan sindicatos como la UOM y los bancarios, generando un clima de tensión que pone en peligro la tregua entre la CGT y el oficialismo.

El sector empresarial, respaldado por el Ministerio de Economía, asegura que no puede cumplir con las demandas salariales de Camioneros. Sin embargo, para Moyano, esta postura no es más que un intento de debilitar al movimiento obrero. “Si no se resuelve la paritaria, estamos preparados para salir a la calle y dar la pelea que sea necesaria”, enfatizó el líder sindical durante un reciente congreso del gremio.

El gobierno de Milei, que inicialmente mostró una actitud dialoguista con la CGT, parece haber cambiado de estrategia. Pese a las promesas de consenso realizadas por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el secretario de Trabajo, Julio Cordero, las acciones concretas del oficialismo van en sentido contrario.

Proyectos como la Ley de Promoción de Inversiones y Empleo, impulsada por La Libertad Avanza, incluyen medidas que flexibilizan las condiciones laborales y debilitan los convenios colectivos. Moyano y otros líderes sindicales ven en estas iniciativas un intento de desarmar el poder sindical.

“El proyecto libertario es una provocación directa al movimiento obrero”, señaló un dirigente de la CGT. Los cambios propuestos permitirían, por ejemplo, que los empleadores alteren modalidades de trabajo sin necesidad de acuerdos previos, algo que los gremios consideran un retroceso inaceptable.

Hugo Moyano ha logrado reagrupar fuerzas dentro de la CGT, incluso tras la salida de su hijo Pablo, quien lideraba un sector más confrontativo. Ahora, el veterano dirigente busca mantener la unidad del sindicalismo frente a las políticas de ajuste del Gobierno y la presión del empresariado.

Mientras tanto, la convocatoria al diálogo tripartito sigue congelada, y las señales contradictorias del Gobierno aumentan la desconfianza. Para la CGT, el desafío es claro: garantizar que las conquistas laborales no sean sacrificadas en nombre de una agenda de reformas que solo beneficia a los sectores más poderosos.

En este contexto, Moyano vuelve a ocupar el lugar de líder indiscutido de un sindicalismo que no está dispuesto a ceder terreno. “El Gobierno debe decidir si quiere diálogo o conflicto, pero nosotros no vamos a retroceder ni un paso en la defensa de los derechos de los trabajadores”, sentenció Moyano.