MOYANO NO SE RINDE: RECLAMA UN 10% DE AUMENTO PARA CAMIONEROS EN UN TRIMESTRE

El gremio de Camioneros reabrió su paritaria con un claro objetivo: recuperar el terreno perdido y desafiar la estrategia del Gobierno de imponer aumentos salariales decrecientes.

 Hugo Moyano, en pie de lucha, exige un ajuste trimestral del 8% hasta mayo y un 2% adicional para compensar la pérdida del último acuerdo. La negociación, que comenzó el martes pasado y tendrá continuidad el 14 de marzo, promete un enfrentamiento con la Casa Rosada, que busca frenar las subas salariales y utilizarlas como ancla inflacionaria.

El sindicato ya había cerrado un aumento de apenas 5,5% en tres tramos entre diciembre y febrero, bajo la presión del Gobierno, que intervino para recortar las aspiraciones iniciales del gremio. Pese a haber asegurado un bono de $600.000 y una mejora en los aportes patronales a la obra social, Moyano considera que la inflación acumulada desdibujó el acuerdo y está decidido a recuperar lo perdido. Con una inflación de 2,7% en diciembre, 2,2% en enero y una estimación superior al 2% para febrero, Camioneros calcula que su poder adquisitivo se deterioró al menos dos puntos en el trimestre pasado.

En el Gobierno, sin embargo, celebran haber reducido la nominalidad del acuerdo previo y advierten que no homologarán incrementos que superen el 5,5%. La estrategia oficial es clara: validar aumentos a la baja y alentar negociaciones salariales fragmentadas por sectores o provincias, debilitando la fuerza de los sindicatos nacionales. Moyano, que ya demostró su capacidad de resistencia en otras batallas, deberá ahora convencer no solo a las tres cámaras empresarias del sector (Fadeeac, Faetyl y Catac), sino también a un Gabinete económico decidido a imponer su criterio a toda costa.

Esta pulseada salarial también se da en un contexto de tensión interna dentro del propio sindicato. Pablo Moyano, quien hasta el año pasado era uno de los tres secretarios generales de la CGT, quedó desplazado tras la negativa de su padre a impulsar un paro general contra el Gobierno. La ruptura también se profundizó por el deterioro de la obra social Oschoca, que Pablo atribuye a la gestión de Liliana Zulet, esposa de Hugo Moyano y controladora de la prestadora de salud a través de su empresa Iarai.

Moyano ya ha demostrado que no teme a las presiones oficiales y que está dispuesto a llevar la pelea hasta el final. Con una inflación que no cede y un Gobierno decidido a limitar los aumentos salariales, la batalla de Camioneros promete ser uno de los grandes conflictos paritarios del año.