EL GOBIERNO PREPARA LA MOTOSIERRA PARA ENARSA Y TRANSENER

En línea con su plan de achicamiento del Estado, el Gobierno de Javier Milei puso en marcha este viernes 25 de abril la privatización total de Energía Argentina S.A. (ENARSA), una de las empresas emblema de la gestión energética nacional. Lo hizo a través del Decreto 286/2025, con la firma del presidente y del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, en un nuevo capítulo de la “motosierra” libertaria aplicada al sector energético.

La decisión implica una reestructuración total de ENARSA, que comenzará con la venta del 100% de sus acciones en CITELEC S.A., la compañía que controla Transener, encargada de la transmisión eléctrica de alta tensión en casi todo el país. Esta operación se realizará mediante un concurso público nacional e internacional, lo que representa un giro histórico en la política energética nacional. Según los fundamentos del decreto, la privatización tiene como objetivo “mejorar la eficiencia del Estado y fortalecer el rol del sector privado en el desarrollo energético del país”. El texto oficial justifica la decisión alegando que ENARSA “requirió transferencias millonarias del Tesoro para sostener una estructura que no logró resultados eficientes ni en calidad de servicio ni en administración”. Solo en 2023, se afirma, el Estado nacional desembolsó más de 1,2 billones de pesos para sostener a la empresa. “La intervención estatal a través del desarrollo de actividades propias del sector privado no ha dado los resultados esperados”, señala el decreto, en sintonía con la visión ideológica del actual Gobierno, que promueve una retirada total del Estado de la economía. Transener, la joya de la corona La primera pieza en caer será Transener. Esta empresa es la columna vertebral del sistema de transmisión eléctrica del país: administra más de 15.400 kilómetros de líneas de alta tensión y 60 estaciones transformadoras, lo que representa el 86% del total de la red nacional. Transener tiene una historia marcada por la participación mixta. En 2007, cuando Petrobras se retiró por orden de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, Enarsa entró al juego en sociedad con Electroingeniería. Con el tiempo, Enarsa quedó como principal accionista por parte del Estado, compartiendo el control con el grupo Dolphin (hoy Pampa Energía). Críticas desde la oposición Sin embargo, la medida no pasó desapercibida para exfuncionarios y especialistas del sector. Federico Basualdo, exsubsecretario de Energía, había advertido en octubre pasado en una entrevista con Canal E: “ENARSA cumple un rol fundamental, no solo en las importaciones de combustibles, sino también en la administración de activos estratégicos. Si se privatizan, el Estado pierde capacidad de incidir en mercados claves como el del gas y la electricidad”. Los críticos del decreto temen que se pierda soberanía energética y capacidad de planificación a largo plazo. Alertan, además, sobre el impacto que una liberalización total del sector puede tener en las tarifas para los usuarios, en un país donde el acceso a la energía sigue siendo un tema sensible. Etapas y promesas Desde el oficialismo aseguran que la privatización será por etapas y que se garantizará la continuidad de los servicios y obras en marcha. El objetivo, dicen, es “ordenar el funcionamiento del Estado” y “permitir que el sector privado, con mayor capacidad de inversión, asuma la gestión de actividades clave”. Aseguran también que esta transición permitirá “fomentar la competencia, mejorar el servicio y garantizar precios reales y sostenibles para todos los argentinos”. Pero los detractores ven en este avance una nueva entrega de activos estratégicos sin garantías claras de eficiencia ni equidad. Lo cierto es que, con esta medida, Milei confirma que su motosierra no es solo una metáfora electoral, sino una herramienta concreta para desmantelar el aparato estatal, incluso en sectores donde el Estado supo tener un rol protagonista. El debate sobre la energía, la soberanía y el rol de lo público vuelve a ponerse sobre la mesa. Y promete ser uno de los focos calientes del 2025.