Durante la madrugada del 25 de noviembre, una familia de Villa Astolfi (Pilar, Buenos Aires) perdió todo a causa de una explosión en el medidor prepago que abastecía de electricidad a su vivienda, instalado por la compañía Edenor. Afortunadamente no se registraron víctimas fatales, pero casos del tipo abundan en el conurbano bonaerense. " /> Durante la madrugada del 25 de noviembre, una familia de Villa Astolfi (Pilar, Buenos Aires) perdió todo a causa de una explosión en el medidor prepago que abastecía de electricidad a su vivienda, instalado por la compañía Edenor. Afortunadamente no se registraron víctimas fatales, pero casos del tipo abundan en el conurbano bonaerense. " />

INSEGURIDAD ENERGÉTICA Y MEDIDORES PREPAGOS ¿HASTA CUÁNDO? (SOBRE LOS INCENDIOS EN PILAR)

Durante la madrugada del 25 de noviembre, una familia de Villa Astolfi (Pilar, Buenos Aires) perdió todo a causa de una explosión en el medidor prepago que abastecía de electricidad a su vivienda, instalado por la compañía Edenor. Afortunadamente no se registraron víctimas fatales, pero casos del tipo abundan en el conurbano bonaerense. 

Las peligrosas consecuencias de una modalidad de prestación que funciona cada vez peor y debería desterrarse. Nefasto legado de la mercantilización energética del macrismo.


Si se puede evitar, no es un accidente…
"Eran las 3 y media, más o menos, cuando se apagó el ventilador. Pensamos que se había terminado el crédito, aunque sabíamos que había carga", contó Lorena Pereyra, dueña de la vivienda, a la prensa local (ver bibliografía).

"Fui a la casa de atrás a ver el medidor para hacer una recarga SOS. Pero ya desde el patio vi lo que creí que era una luz y en realidad era fuego. Hubo una explosión que me tiró para atrás", relató la damnificada.

Para ese momento, el incendio se expandía por los cables. "Alcanzamos a sacar la garrafa para evitar que explote y mi yerno la tiró a la calle. Cuando volvimos, toda la casa se prendía fuego (…) Teníamos todo ahí", lamentó Lorena.

Pero lo más preocupante es que el incidente fue el tercero en sucederse dentro del barrio en las últimas semanas. En todos los casos se trató de incendios generados a raíz de cortocircuitos en los medidores prepagos instalados por Edenor.

"No le quedó nada. Se le prendieron fuego hasta los documentos. Es tierra arrasada", comentó en diálogo con OETEC Lucía Rasemberg, representante de la Red Nacional de Multisectoriales. "El municipio le brindó una casilla hasta que pueda ir comprando los materiales para levantar su casa pero los médicos del SAME pidieron que no la pongan sobre lo quemado porque es tóxico".

"Si Lorena no se despertaba aquella noche y desconectaba la garrafa no quedaba ninguno vivo de su familia. Hasta los vecinos tienen sus casas quemadas. Y fueron ellos mismos quienes apagaron el incendio", agregó Rasemberg.

Ante la falta de respuesta por parte de la empresa intercedió el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), que ya se encuentra trabajando en el caso e inició un expediente.

Una modalidad que debe desterrarse
Como explicamos desde OETEC en informes previos (ver bibliografía), la modalidad de los medidores prepagos data del año 2001. Sin embargo, su instalación se hace masiva a partir del 2016, reglamentándose de forma definitiva en el año 2018 (Resolución 258).

Técnicamente, se trata de un medidor digital instalado en un monoposte y que funciona a través de cargas virtuales realizadas por medio de una tarjeta. La carga se puede hacer desde una APP o en cualquier punto disponible, como por ejemplo, el kiosco del barrio.

¿Qué compra el usuario? Por un lado, el kilowatt (tarifado un 25% por encima del cuadro tarifario general). Por otro, impuestos de índole municipal y los costos del monoposte en cuotas que se abonan con cada recarga.

Con este sistema, la empresa prestadora del servicio busca reducir la cantidad de "fraudes" (enganches) al tiempo que cubrir cierto tipo de demanda, en efecto, la de los hogares más humildes de las barriadas de la provincia de Buenos Aires.

Hasta el momento, Edenor es la única dueña de los más de 190 mil equipos distribuidos en las localidades de Merlo, Marcos Paz, La Matanza y San Miguel, entre otras. Edesur aún no cuenta con este tipo de tecnología.

¿Beneficios? Para el usuario, ninguno. No sólo la tarifa es considerablemente superior a la de los cuadros tarifarios generales sino que el sistema en sí resulta ser ineficiente: cortes de luz, recalentamiento de los equipos, accidentes derivados por cortocircuitos, etc.

Sin ir más lejos, la falencia en la modalidad de prestación quedó expuesta por la pandemia del Covid-19 al momento de decretarse el ASPO y ante el cierre de los comercios que recargaban el servicio. Cabe recordar que al respcto que Edenor tuvo que dar carga extra a los medidores prepagos por instrucción del ENRE (Resolución 10/2020).

A esto se refería Lorena -la usuaria damnificada por el incendio de su vivienda- cuando hablaba de la recarga SOS, un tipo de transacción denominada EPS que permite cargar saldo para agentes no bancarizados y que se pensó como paliativo a la situación de aislamiento.

Como contracara, las empresas sí que ganan. Y mucho. Sumado a mayores ingresos por el cobro de una tarifa "deferencial", se ahorran los costos asociados a la prestación del servicio (emisión y reparto de la factura; lectura del medidor; rehabilitación por impago; control de equipos; y demás procesos comerciales).

Lo anterior fue lo que nos explicó oportunamente Mara Rivera, especialista y representante de la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE) (ver bibliografía). "Detrás de todos estos "recortes" en el proceso hay gente, personal tercerizado, trabajadores y trabajadoras. Con este sistema, la empresa se ahorra el pago de una persona que vaya a tomar el medidor, entregar una factura, verificar si hay fraude o atender al usuario", indicó Rivera al OETEC.

Conclusión
La triste modalidad de los medidores prepagos no nació durante el macrismo pero sí se alimentó de su concepción energética para poder crecer más allá de sus límites. La mercantilización de los servicios públicos de luz y gas, sumada a la lógica y consecuente desregulación del mercado energético que se dieron durante la gestión anterior sirvió como punta de lanza para que este sistema se amplíe sobremanera.

Casos como el de Lorena, y tantos otros que se han vuelto cotidianos, dan cuenta de la necesidad de terminar con dicho sistema, porque detrás del discurso del "control del consumo" y la "eficiencia energética" esta tecnología oculta las desgraciadas consecuencias de la mercantilización de un servicio público esencial (commodity o bien de lujo).

Así, miles de familias cargan luz cuando pueden en los kioscos de su barrio o por intermedio de un celular. De lo contrario, vuelven a las velas. Por eso, lejos de lo que el marketing buscó vender, los medidores prepagos no son sinónimo de ningún tipo de modernidad sino de atraso y empobrecimiento energético.

Como siempre remarcamos desde OETEC, habrá que revisar y evaluar, entonces, si este tipo de recurso es una verdadera solución para los sectores más vulnerables, o por el contrario, una forma de disciplinamiento energético por parte de las empresas.

Un gobierno popular y energéticamente inclusivo no sólo debe poner foco en el tema sino también ajustar la mira en la búsqueda de soluciones definitivas para el drama de los medidores prepagos, muestra cabal de la inseguridad energética y resabio vicioso del régimen neoliberal heredado.