TRAS EL FIN DEL CEPO Y EL ACUERDO CON EL FMI, SE VIENE UNA NUEVA SUBA DE TARIFAS PARA LA CLASE MEDIA

Con la reciente liberación del cepo cambiario y el nuevo compromiso asumido con el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno se apresta a avanzar en un nuevo y severo ajuste: la reestructuración total del esquema de subsidios a los servicios públicos. La medida, que será oficializada antes de fin de año, apunta directamente a los sectores medios que, en muchos casos, ya venían golpeados por la escalada inflacionaria y el incremento del costo de vida.
En concreto, el nuevo plan prevé la eliminación progresiva de los subsidios a la electricidad y el gas para unos tres millones de hogares de clase media. El resultado será un aumento directo en las facturas de servicios, en línea con las exigencias del FMI de reducir el déficit fiscal y desmontar el esquema de subsidios energéticos.
Desde la Secretaría de Energía, conducida por María Carmen Tettamanti, se impulsa una transición “gradual” hacia un modelo con menor carga fiscal. Sin embargo, esa gradualidad ya se siente en los bolsillos: desde diciembre de 2023, las tarifas de electricidad subieron un 264%, mientras que el gas acumuló un alza de 622%, según el Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA-Conicet.
Hoy, el universo de usuarios sigue dividido en tres niveles según sus ingresos: altos (Nivel 1), bajos (Nivel 2) y medios (Nivel 3). Hasta fines de 2024, 9,5 millones de hogares recibían algún tipo de subsidio eléctrico: 6,3 millones en el Nivel 2 y 3,2 millones en el Nivel 3. En el caso del gas, la cobertura alcanzaba a 5,3 millones de hogares.
Pero con el nuevo esquema, quienes pertenezcan al Nivel 3 —es decir, la clase media formal que no califica como “vulnerable” pero tampoco nada en la abundancia— comenzarán a pagar tarifas prácticamente plenas.
La nueva etapa también incluye un cambio estructural en el mercado energético. La Resolución 21/2025 permite a las empresas proveedoras de energía firmar contratos directamente con los consumidores, sin intermediación de CAMMESA. Con ello, el Gobierno busca fomentar la competencia y aliviar la presión sobre el Estado, aunque analistas advierten que podría derivar en una mayor dispersión de precios.
“Lo que está en marcha es un sinceramiento brutal, pero desparejo”, advierte una fuente del sector energético. “Se castiga a los sectores medios, que no tienen red de contención y que vienen de años de deterioro de su poder adquisitivo”.
Con la liberación del dólar y la promesa de orden fiscal como carta de presentación ante los mercados, el ajuste en tarifas se vuelve una herramienta clave para mostrar compromiso con el FMI. La contracara, una vez más, será el bolsillo de los argentinos.