LA HISTORIA DEL GAS EN ENTRE RIOS
Los primeros gasoductos del país datan de 1949, el primer gobierno peronista aplicó una política tendiente a la baja sostenida de tarifas y la expansión del sistema de gas por redes.
Entre 1947 y 1949 (durante la presidencia de Perón), se construyó el gasoducto que unió Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, de esa manera, la distribución de gas aumentó de trecientos mil metros cúbicos por día a quince millones de metros cúbicos abaratando en un tercio los costos. Para 1951 Gas del Estado contaba con alrededor de 700.000 clientes, y a fines de 1960 ya sumaban 1.300.000 clientes, lo cual muestra el sostenido crecimiento operado desde el nacimiento de esa Empresa estatal (Gas del Estado).
La Argentina
se colocaba así entre los tres países más avanzados en el aprovechamiento del
gas natural, junto con los Estados
Unidos y la Unión Soviética. Su inauguración se hizo el 29
de diciembre de 1949.
La historia del Gas en Entre Ríos, como toda
su historia de subdesarrollo, quedo marcada por tres elementos:
1- 1 un aislamiento que respondió primeramente a
sus características insulares.
2- 2 un sostenimiento de ese aislamiento original
que respondió a una, tan misteriosa, hermética, como incuestionable definición
castrense de mantener a la Mesopotamia aislada del resto del territorio
continental del país (hipótesis de conflicto con Brasil).
3- 3 a una gran dosis de torpeza y falta de
comprensión desde la Política, sobre las necesidades mínimas para llevar
adelante el DESARROLLO.
Es esta misma
condición de subdesarrollo, la que justifica el seguir en la actualidad,
hablando del “potencial” de nuestra provincia, un estado prolongado de
“adolescencia de desarrollo”, que permite asegurar que todo está por hacerse,
que genera expectativas a futuro, un futuro tan esperanzador como distante.
En el caso de Entre Ríos, recién el 27 de junio
de 1986 se firma un acuerdo entre la provincia y Gas de Estado, para llevar gas
natural en redes a Entre Ríos, luego el 8 de Agosto de 1986 se crea la empresa
provincial encargada de la operación del servicio público (EGasER)y el 27 de
Agosto de ese año (1986) se lanza la licitación para la obra que daría el puntapié
inicial a esta aventura que proponía finalmente el desarrollo industrial de la
provincia (de no mediar un cambio).
Es interesante advertir que aun en ese momento
tan lejano como venerado (gobernación de Sergio Montiel), era notable la velocidad
con la que se “creaban puestos de trabajo administrativos”, EgasER se creó 19 días
antes de siquiera firmar la licitación para la construcción de un gasoducto
subfluvial, que por sus dimensiones no contaba con muchos antecedentes históricos.
El gasoducto que vinculo finalmente a Entre Ríos
con las líneas de distribución de Gas Natural en redes del resto del país, se inauguro
el 5 de Diciembre de 1987 (unos pocos días antes de la asunción de Busti como
gobernador – otra casualidad).
LA OLA PRIVATIZADORA
Luego, el Gobierno de Entre Ríos adjudica los
trabajos necesarios para abastecer de gas a la ciudad de Paraná a la empresa
Giacomo Fazio SACIFIC, en Agosto de 1991 se conecta el primer servicio de gas
de Entre Ríos, por supuesto en la ciudad de Paraná, pero para llegar a esto, a
fines del año 1990 el Gobierno de Entre Ríos, sin debate alguno y curiosamente,
decide ceder la Concesión de Obra y Servicios Públicos para la Construcción,
Implementación, Mantenimiento y Explotación de los Sistemas de Alimentación y
Distribución de Gas Natural y Gas Licuado en todo el territorio de la Provincia
de Entre Ríos “por un plazo de 30 años” a una empresa que se formó para ese fin
(ad hoc), esta empresa se llamó Red Entrerriana de Gas – era la UTE “RED.EN.GAS” (Unión Transitoria de
Empresas), formada por un conjunto de “EMPRESAS CONSTRUCTORAS” locales, por
supuesto sin ningún antecedente en el sector energético.
Para poner en contexto esta actitud del Estado
Provincial de entregar el destino de una red de energía a manos de una empresa
que no tenía ningún tipo de solvencia demostrable para semejante operación, ni
técnica, ni económica, ni financiera, hay que señalar que esta decisión se llevó
adelante en el medio de una ola privatizadora, fue la política de privatización
de empresas públicas implementada bajo la Administración Menem.
Como se dijo, si bien en Entre Ríos la distribución
de gas por redes ya se desarrollaba en 1990 bajo la operación de Unión
Transitoria de Empresa (UTE) Red Entrerriana de Gas en la Ciudad de Paraná
(luego transformada formalmente en la subdistribuidora Redengas S.A.), en 1997
se produjo el otorgamiento de la Licencia a Gasnea S.A. para la prestación del
servicio público de gas por redes en la provincia. Es decir, se le retiro a
“RED.EN.GAS” la distribución de la provincia en general por incumplimientos
esenciales permitiendo el “premio consuelo” de dejarla como subdistribuidora en
Paraná, para la provincia se ensayó otro “experimento” que fue GasNea, una
empresa que como se señalo respecto de RED.EN.GAS, no tenia ninguna solvencia
ni técnica, ni económica y tampoco financiera.
A esa empresa GasNea se le permitió (entre
tantas otras cosas) tener “personal itinerante”, Entre Ríos inauguro este
curioso formato, las necesarias e indispensables sucursales de esta empresa
distribuidora de Gas, que permiten a los usuarios de llevar adelante gestiones
comerciales y/o técnicas, se abrían algunos días de la semana y en determinados
horarios, de esa manera se le permitía a una distribuidora de energía ahorrar
en personal disminuyendo la posibilidad del usuario de realizar las gestiones
pertinentes, lo que resulto inmediatamente en una lluvia de denuncias al
ENARGAS (entre regulador) por problemas en la atención al público.
UN ARREPENTIMIENTO POCHOCLERO
Hoy, ya en 2022, en un complejo escenario político y con miras a un año electoral de “alto voltaje”, el gobierno provincial le retira la concesión a GasNea, sobre la distribución de gas en la provincia por severas violaciones y/u omisiones al contrato, es necesario volver a señalar que a diferencia de las demás provincias pertenecientes a la novena región (Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones) Entre Ríos presentaba la particularidad de “haber construido el gasoducto troncal de transporte entrerriano y los gasoductos de aproximación a las localidades incluidas en el Plan Gasífero Provincial”. Por esa razón se incluyó en la licitación, la adjudicación de la licencia de distribución, ya que “la provincia mantenía la propiedad de los gasoductos” otorgando a la distribuidora, SOLO el uso de las instalaciones por todo el periodo de la licencia.
Una auditoría encomendada por la provincia determinó que la distribuidora Gas
Nea, no realiza un mantenimiento adecuado de las obras de infraestructura
gasífera que realizó la provincia con fondos propios, que llevó a cabo una
deficiente política comercial en comparación con otras distribuidoras del país
y que carece de un plan de negocio, por lo que sólo ha logrado la conexión
de la mitad de los usuarios potenciales, que no ha expandido el servicio a
las demás provincias de la Región Novena, “que Gas Nea S.A se ha presentado en DOS
oportunidades en “CONCURSO PREVENTIVO”, se han impugnado los estados contables
de los ejercicios 2020 y 2021 por sus inconsistencias y la empresa se mostró
reticente a brindar la información aclaratoria solicitada por la provincia como
accionista, y que ENARGAS promovió acciones tendientes a la revocación de la
licencia de distribución por parte de Gas Nea S.A debido a que no cumplió las
inversiones obligatorias comprometidas.
SINTETIZANDO: podríamos decir que las operadoras de las
redes de gas que son de propiedad provincial, se sentaron arriba de los
gasoductos sin poner un peso, exigiéndoles a los interesados en consumir
energía, a que hagan las inversiones necesarias para su vinculación… CUAL SERIA
LA POLITICA ENERGETICA ???
NECESIDAD URGENTE DE POLITICA ENERGETICA
Considerando todo lo anterior, queda claro que
la acción oportuna de la Provincia de Entre Ríos de haber entregado la
soberanía energética a una empresa, ha sido oportunamente aventurada por el
riesgo potencial de negligencia y un grosero error, considerando que lo finalmente
se comprobó, la carencia de capacidad para operar esa red energética,
tanto así como la falta de cuidado, aplicación y diligencia en lo que hace al
cumplimiento de los acuerdos para vincular clientes a la red de energía
(gasoducto), es decir incompetencia y negligencia.
El grosero error señalado como acción de
Provincia de Entre Ríos, provocó una reacción que puede y debe ser evaluada en
términos de desarrollo, la provincia que recibió gas en redes por su estricta
acción recién en el año 1987 (40 años después que el resto del país, a través
de un gasoducto de vinculación que cruzo el rio Paraná y a su estricto costo),
volvió a perder décadas de desarrollo al confiar en una empresa privada (EN DOS
OPORTUNIDADES) para llevar adelante la acción de ofrecer, en formato gaseoso y
con todos sus beneficios (propios de un país con una matriz mayoritariamente de
gas), a saber: energía para la industrialización, elevación de valor de su
producción y generación de trabajo. Se trato de una tercerización que otra vez
nos abofeteo, pero que tiene impresa una actitud recurrente del Estado
Provincial, la de desentenderse del rol activo del desarrollo.
La falta de políticas energéticas (con su
consecuente daño), ha sido una constante en nuestra provincia y esto es una
sentencia indiscutible si consideramos las circunstancias en las que nos
encontramos, a saber: el mayor dador de trabajo sigue siendo el Estado y esto
resulta del hecho de que la política no ha sido capaz de crear las condiciones
para que el sector privado genere el trabajo necesario y competitivo con la
administración pública.
Al respecto de lo
anterior, advertimos que toda política energética contribuye de manera decisiva
en la configuración de la estructura social y productiva de una economía, actúa
como vector central para el desarrollo, tanto de las empresas como de las
familias, ya que la accesibilidad de los recursos energéticos de calidad,
resulta una dimensión central de un crecimiento que permita incluir
socialmente.
La experiencia ha
demostrado que, sin energía barata, ninguna economía hubiera tenido industria
ni podría aspirar a una distribución del ingreso más justa ni a una clase media
amplia. También ha quedado probado, para el pueblo entrerriano, que tarifas
altísimas, como las que se suelen sostener en nuestra provincia, no
significaron inversiones energéticas de envergadura ni básicas de
mantenimiento, así mismo queda al descubierto que la mediocre calidad del
servicio no está directamente vinculada a las tarifas, porque ya sean elevada o
bajas siguió siendo deficitario para la mayoría de los usuarios y también fue
mezquina la inversión para la expansión de la red hacia sectores excluidos e
inclusive industriales.
“La energía no es
un commoditie” más”, sino la columna vertebral de cualquier proyecto de
desarrollo que busque crecimiento económico a través de la industrialización y
redistribución progresiva del ingreso, para lo cual resulta indispensable la
planificación de la política energética.